Reiniciando:

 

Bueno, tampoco es para llenar este espacio con tantos párrafos sobre política (aunque SÍ se podría hacer, por la avalancha de amarguras sufridas). Solo me expresaré sobre el tema con el viejo refrán: "Lo que mal empieza mal termina".

 

Lo que me interesa en este momento es referirme a dos acontecimientos que están afectando a la sociedad. Y antes de empezar, confieso que nunca me agrada escribir en contra de alguien (así me quepa razón), pero tampoco sería correcto que me guarde lo que siento que debo decir (y conforme lean, entenderán por qué). Siempre con respeto, toca contarles lo siguiente:

 

 

La inmigración venezolana.- Sí, obvio que es un éxodo dramático y que basta con tener sentido humano para solidarizarse con los perjudicados. Sin embargo, en mi país hay un alto nivel de malestar por la llegada de los venezolanos y no por gusto, todo tiene una explicación...

 

Desde fines de la década '00 la delincuencia se ha venido volviendo más cruel. Y ante la facilidad que ofrecen los gobiernos para que los malhechores se inclinen a actuar peor, organizaciones criminales del extranjero se han venido asentando en el país y se han repartido entre ellas el derecho a mantenernos con vida. Pero las más despreciables por su cinismo son las organizaciones colombianas. Desde el 2014 se han hecho fuertes y se han distribuido abiertamente el control de cuadras para hacer dinero con los moradores mediante la modalidad del 'Gota a gota', que no es sino prestar dinero de origen desconocido a un solicitante a cambio de recibir un pago diario y con intereses, de lo contrario, todos los colombianos se únen y atentan contra la integridad del deudor.

 

La agresión caribeña (que ha afectado también a Chile y Argentina) fue la que preparó el rechazo para la próxima llegada de los venezolanos. Y acá es importante informar (sobre todo, a los amigos de otros continentes) que, aunque vivimos en Sudamérica, las relaciones entre Perú, Bolivia, Chile y Argentina son las más firmes al presente. Con sus pros y contras, el intercambio social, comercial y político entre los mencionados (que llamaré el 'Bloque del Sur') es tan común que casi nadie lo critica ni lo cuestiona... pero no pasa lo mismo con los no mencionados. La relación con Brasil se debe más a la admiración a su fútbol y a las oportunidades académicas que ofrece. Cuestiones históricas y de idioma lo hacen ver como un territorio diferente. Entendiendo esto, el gigante 'verdeamarelo' cada vez que puede busca estrechar lazos con Perú (lo último que supe es que hasta se planteaba enseñar el idioma español en sus colegios). Con Uruguay la relación es mejor gracias al idioma y a su cercanía a Buenos Aires. A Paraguay, en cambio, se le desconoce en casi todo, sea por su aislamiento geográfico o por su mal manejo de política exterior. En cuanto a los países del norte, Ecuador es aquel que mejor relación tiene con el Bloque del Sur, por su constante interés por mantener comunicación con ellos como por el deseo de hermandad que comparte con Perú. Con Colombia no sucede lo mismo, Perú es el único con el que mantiene comunicación permanente. Colombia y Venezuela siguen siendo vistos como países distantes por sus problemas internos; y como ni ellos ni el Bloque del Sur han considerado prioritario mejorar su contacto, esto también ha sumado para que ahora los venezolanos sean tratados con recelo (además que son evidentes las diferencias culturales).

 

Volviendo a Perú, al estrés creciente que causa la delincuencia se suma el problema del re-activado comercio ambulatorio. Desde que el fallecido señor Alberto Andrade Carmona se empeñó en luchar contra este mal (porque es un mal, y lo reconoce quien ha vendido en algunos momentos en la vía pública), las demás municipalidades siguieron su ejemplo y paulatinamente se fueron recuperando las calles de las ciudades, dando una buena imagen a los turistas y avivando el deseo de los habitantes por mejorar en urbanidad. Sin embargo, el año pasado el señor PPK, por criterio propio, abrió las fronteras al paso de cualquier migrante venezolano y desde ahí se estima que, hasta Julio de este año, han ingresado a Perú entre 1000 a 3500 venezolanos por día.

 

Ver de la noche a la mañana calles liberadas de vendedores peruanos invadidas por vendedores venezolanos fue desconcertante, y más cuando la mayoría de medios de comunicación cambiaron su postura y se mostraron felices de apoyar este desorden. Y en un país en que pocos tienen la dicha de poder cubrir la canasta básica familiar, la llegada de gente dispuesta a cobrar la mitad por el mismo trabajo ha terminado por gastar la paciencia. Por eso, no es raro ver en internet manifestaciones contrarias a que se continúe permitiendo el ingreso de venezolanos (de hecho, se dice que con una moneda de un sol se puede comprar en Venezuela una buena cocina a gas). Y si el trato preferencial hacia ellos y la competencia desleal no fueran poco para lastimar al orgullo nacional, el haber consentido el ingreso también de delincuentes de ese país ha empeorado el orden público y acá nadie, sinceramente, sabe qué hacer.

 

En lo personal, creo que hace meses se debió haber cerrado la frontera (o desde un principio se debió haber aplicado un fuerte examen a quienes ingresaban). Con lo que veo, escucho y vengo viviendo mantengo la impresión de que la mayoria de venezolanos están acostumbrados a que se les permita hacer de todo (como si acá estuviéramos obligados a proporcionarles el asistencialismo de un régimen enteramente socialista). Los he escuchado en las calles quejándose de todos los servicios que compartimos con ellos. Una noche yo caminaba delante de tres y los escuché burlándose de no ver policías dirigiendo el tránsito. Esa misma noche ingresé a una bodega a tomar una cola de nuestro país que cuesta un Sol, y otros dos de ellos ingresaron y se burlaron de nuestra bebida por su precio bajo. He sido testigo de otras descortesías de ellos hacia el país anfitrión... No vale la pena gastarse más en eso; pero sí debo decirles a las autoridades y a los medios de comunicación que si su objetivo es desvincularse de su pueblo, lo están consiguiendo y con éxito.

 

 

Y cuando la pasión por la 'libertad' pone en riesgo todo.- Este tema me trae más preocupado porque desde que empezó el año vengo notando un aire a misandria, heterofobia, anticristianismo y otros extremismos en ciertos medios de comunicación que me han llevando a suponer que algo nada agradable se está metiendo en nuestro país. Porque si aplicaramos castigos severos a cualquier abusador, sea hombre o mujer, no se necesitaría hacer propagandas dando a entender que en nuestra sociedad existe un conflicto entre sexos (ahí tienen a las organizaciones criminales, procuran no 'chocar' entre ellas porque entienden que eso les puede costar la vida). No añado más al respecto y mejor resumo el resto del contenido en la siguiente imagen que pueden ampliar dándole click:

 

 

Aunque es un video realizado con toques de comedia, no se puede negar que se empiezan a escuchar los cantos y borceguís de grupos que se creía ya derrotados

 

 

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